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Además de para las vacaciones, usaba la tarjeta para comprar cosas como calzado (soy fanático de las zapatillas) y videojuegos. En ese momento no ganaba mucho dinero, así que pensaba, "no tengo el dinero ahora, pero puedo usar la tarjeta de crédito y después hacer los pagos mínimos".
El despertar fue un palo por la cabeza que me cambió la mentalidad: en junio de 2020 tenía una deuda de tarjeta de crédito de más de $20,000.
Despejar el camino hacia la libertad sin deudas de consumo
Cada vez que miraba el saldo de mi cuenta me sentía más frustrado y desesperado.
Mi molestia no tenía que ver solo con el dinero: sentía una profunda vergüenza. No quería que la gente pensara que era un fracaso por mi deuda de tarjeta de crédito. Pero después empecé a buscar historias de éxito, incluidas publicaciones en LinkedIn de personas que se habían liberado de sus deudas y cancelado sus préstamos estudiantiles. Sabía que si ellos habían podido, yo también.