Cuando empacábamos para nuestros viajes, sabíamos que solo podíamos llevar lo que entraba en una mochila grande. Así que dejamos de comprar cosas nuevas, vendimos algunas de nuestras cosas y otras las guardamos en un almacén. Como trabajábamos en forma remota desde distintas partes del mundo, nos dimos cuenta de que estas experiencias, y no las cosas, eran lo más importante para nosotros.
3. Adopté la dieta paleo: la dieta paleo consiste en comer sano y eliminar los alimentos procesados. Me resultaba más fácil seguir la dieta si cocinaba yo misma en casa. Salía algunas veces, pero me limitaba a un solo trago: una copa de vino tinto. Mi salud y mi dinero eran mis dos prioridades, no socializar en cenas costosas.
Esos cambios me ayudaron a ahorrar, lo que me dio muchísima confianza. Por primera vez sentí que tenía el control de mis gastos y me sentía cómoda administrando mi dinero.
Transformar la mentalidad materialista en mentalidad minimalista
Después de que reduje mis gastos, fue un alivio no sentir la presión de "seguir el ritmo". Me di cuenta de que a nadie le importaba qué marca de jeans usaba. Y a mis amigos les daba lo mismo compartir una botella de vino en mi apartamento o ir a un bar de moda en una terraza.
Comprar de manera más consciente también me resultó más fácil cuando adopté una actitud de gratitud. Reflexionar acerca de lo que ya tenía, en lugar de pensar en lo que quería o querer lo que veía en redes sociales, me cambió la vida. Me sentía agradecida de tener mis necesidades básicas cubiertas: techo, comida, un ingreso estable de mi blog y mi empleo, una pareja que me apoyaba. Todo lo demás, como mi empresa, los ingresos extras de algunas tareas informales y la posibilidad de viajar, eran la frutilla de la torta.
Con estos cambios en mi mentalidad comencé a crearme una vida más intencional y gastar mi dinero de manera más consciente. Aprendí sobre inversiones y finanzas personales y empecé a poner el foco en construir patrimonio para mi futuro. Usé toda la energía que solía ponerles a las compras y a comer afuera para tener un registro de mi valor neto e invertir en el mercado de valores y en fondos cotizados. Y lo cierto es que la sensación que da tomar el control de nuestras finanzas es fantástica.
Cómo mejoré mi confianza financiera
Una decisión cambió mi vida para mejor. Esto es lo que hago ahora que controlé mi hábito de hacer compras.
Invertir: empecé a tomarme mis inversiones en serio. Recurrí a mi 401(k) como herramienta para respaldar mi futuro y me aseguré de que mis objetivos de ahorro estuvieran en línea con mi nuevo estilo de vida consciente. Mi enfoque como inversionista se concentró en la sostenibilidad y en garantizar mi éxito a largo plazo. Me preguntaba: "¿Qué puedo hacer hoy que me vaya a resultar útil dentro de 40 años?