Cómo dejé de hacer compras y qué aprendí de la experiencia

Construir un presupuesto por valores

Una decisión llevó a una veinteañera en un viaje hacia la confianza financiera. A través del ahorro, invirtiendo su dinero y viviendo de manera consciente, cambió su mentalidad con respecto al dinero y se concentra en su futuro.

Después de años de vivir en el exterior y en la ciudad de Nueva York, Becca había acumulado muchas cosas, y una afición por el consumo. Pero después de hacer un recuento de todo lo que tenía, decidió dejar de hacer compras y ordenó su casa y su vida. Ahora su estilo de vida le permite viajar por el mundo, ahorrar para su futuro y prosperar en la Gran Manzana.

Hace unos años me hice una pregunta muy importante: si ya tengo un clóset lleno de ropa, ¿por qué sigo yendo de compras todos los días en mi horario de almuerzo?

Siempre me encantó aprovechar una buena oferta y a partir de los 20, salir a comer se convirtió en mi forma de socializar. Gastar dinero en un lugar como Nueva York es muy fácil. (¡Comida! ¡Transporte! ¡Entretenimiento! ¡Alquiler!) Pero llegó un punto en el que tuve que hacerme cargo de todos mis gastos y de todas las cosas que había acumulado.

Tomé una decisión rápida y definitiva: dejar de hacer compras. Seguía yendo a las tiendas en mi hora de almuerzo, pero no me probaba nada ni sacaba la billetera. Después de esta decisión, el cambio más importante no fue el de mi cuenta bancaria, fue el de mi mentalidad.

Por qué dejé de hacer compras.

A partir de los 20 años supe que necesitaba ahorrar dinero para el futuro. Pero el futuro, como por ejemplo la jubilación, se me hacía realmente lejano. Entonces tuve tres experiencias que fueron una llamada de atención y me empujaron a empezar a tomar decisiones con mi futuro en mente. Estos son los motivos por los que dejé de gastar tanto y decidí adoptar un estilo de vida minimalista.

1. Mis cosas no estaban a la vista, entonces no pensaba en ellas: a los 22 me mudé a Shanghái, el corazón global de la manufactura, por trabajo. Había tantas buenas oportunidades de compra y tenía un apartamento grande en el que podía tener todo lo que encontraba. Pero cuando me mudé de vuelta a los Estados Unidos, empaqué solo lo más importante y el resto lo envié por correo a casa. Sabia que ese envío no llegaría sino meses después y, cuando finalmente llegó, me di cuenta de que no había extrañado nada de lo que contenía. Peor aún, me di cuenta de que algunas prendas no me quedaban o que eran de muy mala calidad. Además había gastado una fortuna para enviarlas a través del mundo, más de lo que valía el contenido.

2. Viajaba por largos períodos: en 2017, con mi esposo empezamos a escribir un blog de viajes y estilo de vida llamado Halfhalftravel como hobby. En 2018 tuvimos la suerte de poder cambiar nuestros empleos de tiempo completo y empezar a trabajar medio tiempo y en forma remota, para poder concentrarnos más en nuestro blog y en los viajes. Esto nos dio tiempo para recorrer el mundo por 10 meses y conocer cuatro continentes.

Cuando empacábamos para nuestros viajes, sabíamos que solo podíamos llevar lo que entraba en una mochila grande. Así que dejamos de comprar cosas nuevas, vendimos algunas de nuestras cosas y otras las guardamos en un almacén. Como trabajábamos en forma remota desde distintas partes del mundo, nos dimos cuenta de que estas experiencias, y no las cosas, eran lo más importante para nosotros.

3. Adopté la dieta paleo: la dieta paleo consiste en comer sano y eliminar los alimentos procesados. Me resultaba más fácil seguir la dieta si cocinaba yo misma en casa. Salía algunas veces, pero me limitaba a un solo trago: una copa de vino tinto. Mi salud y mi dinero eran mis dos prioridades, no socializar en cenas costosas.

Esos cambios me ayudaron a ahorrar, lo que me dio muchísima confianza. Por primera vez sentí que tenía el control de mis gastos y me sentía cómoda administrando mi dinero.

Transformar la mentalidad materialista en mentalidad minimalista

Después de que reduje mis gastos, fue un alivio no sentir la presión de "seguir el ritmo". Me di cuenta de que a nadie le importaba qué marca de jeans usaba. Y a mis amigos les daba lo mismo compartir una botella de vino en mi apartamento o ir a un bar de moda en una terraza.

Comprar de manera más consciente también me resultó más fácil cuando adopté una actitud de gratitud. Reflexionar acerca de lo que ya tenía, en lugar de pensar en lo que quería o querer lo que veía en redes sociales, me cambió la vida. Me sentía agradecida de tener mis necesidades básicas cubiertas: techo, comida, un ingreso estable de mi blog y mi empleo, una pareja que me apoyaba. Todo lo demás, como mi empresa, los ingresos extras de algunas tareas informales y la posibilidad de viajar, eran la frutilla de la torta.

Con estos cambios en mi mentalidad comencé a crearme una vida más intencional y gastar mi dinero de manera más consciente. Aprendí sobre inversiones y finanzas personales y empecé a poner el foco en construir patrimonio para mi futuro. Usé toda la energía que solía ponerles a las compras y a comer afuera para tener un registro de mi valor neto e invertir en el mercado de valores y en fondos cotizados. Y lo cierto es que la sensación que da tomar el control de nuestras finanzas es fantástica.

Cómo mejoré mi confianza financiera

Una decisión cambió mi vida para mejor. Esto es lo que hago ahora que controlé mi hábito de hacer compras.

Invertir: empecé a tomarme mis inversiones en serio. Recurrí a mi 401(k) como herramienta para respaldar mi futuro y me aseguré de que mis objetivos de ahorro estuvieran en línea con mi nuevo estilo de vida consciente. Mi enfoque como inversionista se concentró en la sostenibilidad y en garantizar mi éxito a largo plazo. Me preguntaba: "¿Qué puedo hacer hoy que me vaya a resultar útil dentro de 40 años?

Informarme: una vez que entré en el mundo de las inversiones, intenté aprender todo lo que podía. Leí libros. Escuché podcasts (1,100 horas de contenido, según mi Spotify Wrapped de 2021). Seguí a creadores de contenido sobre finanzas personales, especialmente a los que se especializan en hablar de las mujeres y el dinero. Me resulta más fácil aprender cuando escucho, pero recomiendo que cada uno averigüe qué es lo que mejor le funciona. Ahora, invertir para mí es un pasatiempo con el que además fortalecemos el vínculo mi esposo y yo.

Hablar de dinero con mi pareja: es tan importante ser financieramente compatibles en una relación y me siento agradecida de tener una pareja que apoya mi mentalidad con respecto al dinero y prioriza nuestro futuro tanto como yo . Hablamos de nuestras finanzas como pareja y de hecho nos divertimos diseñando juntos nuestro futuro financiero. Para mí fue un giro de 180 grados. Hubo un momento en que me sentí fuera de control con respecto a mi dinero. Ahora tengo diferentes fuentes de ingresos y sé dónde va mi dinero. Además, mi pareja y yo somos compañeros de equipo trabajando por un objetivo común, que es la libertad financiera.

Ordenarme: en 2019 descubrí un nuevo pasatiempo: vender mis cosas. Empecé de a poco, con algunas prendas de vestir, pero me encantó la libertad que me dio. ¿Más efectivo y menos desorden? Pura ganancia. Desde que mi esposo y yo comenzamos, hemos vendido 340 artículos y hemos ganado $10,000. ((Para ser completamente honestos: parte fue la venta de equipos de fotografía de última generación. No ganamos $10 mil vendiendo camisetas). Deshacernos de objetos y ordenar nuestra casa fue una forma genial de hacer dinero juntos y desprendernos de cosas que, como dice Marie Kondo, "no nos despertaban alegría". De hecho, lo que sí me despierta alegría es deshacerme de cosas y tener más efectivo a mano. Este pasatiempo, junto con nuestro ingreso extrade Halfhalftravel, nos permite ganar más dinero mientras hacemos lo que nos gusta y juntos.

Evitar la inflación del estilo de vida: vivir en una ciudad como Nueva York puede ser costoso, pero ayuda vivir según los recursos que uno tiene. Incluso a medida que aumentan nuestros ingresos, mi pareja y yo tratamos de ser constantes con nuestros hábitos. Así es más fácil hacer un presupuesto y nuestro camino como emprendedores es fluido en lugar de una montaña rusa financiera de todos los meses.

Recortar mis compras y gastos (y los cambios de mentalidad que acompañaron) me ayudó a tener control sobre mi dinero y empecé a sentirme mucho mejor. Sentirse cómodo en torno a la situación monetaria puede ser adictivo: a medida que uno ve aumentar su patrimonio y sus ahorros, quiere hacer más y más para conseguir libertad financiera.

Este contenido no debe considerarse como asesoramiento legal, impositivo, contable, financiero ni de inversiones. Le recomendamos consultar a profesionales competentes del área legal, impositiva, contable, financiera o de inversiones en función de sus circunstancias particulares. No garantizamos la veracidad ni la integridad de esta información; tampoco avalamos compañías, productos o servicios de terceros aquí descriptos ni asumimos la responsabilidad legal por el uso que usted le dé a la presente información.