Luego de divorciarse, Kimberlee debió enfrentar difíciles desafíos financieros y emocionales. Los superó al aumentar su confianza personal, reconstruir su carrera profesional y tomar un mayor control sobre su dinero. Hoy, es gerente de patrimonio y analista financiera certificada en divorcio y comenzó el blog y podcast The Fiscal Feminist para ayudar a otras mujeres a alcanzar la resiliencia financiera en las buenas y en las malas.
En retrospectiva, mi divorcio fue una de las mejores cosas que me pasaron en la vida. ¿Cómo me sentía en ese momento? Paralizada por el miedo. Luego de 23 años, mi matrimonio terminó. Acumulé deuda en mi tarjeta de crédito mientras pagaba honorarios legales y financiaba los costos de vida de mi familia y la educación de mis tres hijas. No sabía qué iba a suceder.
No quiero que ninguna mujer sienta el temor que yo sentí.
Atravesar un "divorcio gris"
Antes de compartir consejos que pueden ayudarle a tomar un mayor control de su dinero, permítame contarle mi historia. Trabajé como abogada corporativa de Wall Street antes de hacer la transición a la banca de inversión y la administración patrimonial. Pero abandoné el mercado laboral luego de tener a mis hijas y de que la carrera de mi entonces marido nos hiciera mudar al extranjero.
Tenía poco más de 50 años cuando me divorcié y restablecer mi carrera era un desafío real y urgente. Mi divorcio fue costoso y nuestras finanzas estaban totalmente mezcladas. Los pagos de la pensión alimentaria no estaban garantizados y necesitaba dinero para pagar los costos de vida, el seguro de salud y la educación de mis hijas.
Cuando estaba casada, no pensaba que necesitara enfocarme en mi propia situación financiera. Trabajar en la casa significó no recibir ingresos durante el matrimonio. (Como ocurre con muchas sentencias de divorcio, no recibí ninguna compensación por cuidar de los niños, cocinar, limpiar y administrar el hogar). Además, no pude desarrollar mi carrera profesional y durante todos esos años no contribuí a una 401(k) ni al Seguro Social. Como mi divorcio sucedió cuando tenía poco más de 50 años —lo que se conoce como "divorcio gris"—, tuve menos tiempo para recuperar los ingresos perdidos, establecer una carrera y ahorrar para la jubilación.
Les dije a mis hijas: "Nos mudaremos a la casa más pequeña posible y recortaremos todos los gastos", porque quería aprovechar todos mis recursos para garantizar nuestra vivienda, pagar el seguro de salud y pagar su educación. Ya habían pasado por suficientes vaivenes emocionales y no quería cambiarlas de escuela e interrumpir sus planes universitarios. Tuvimos que recortar gastos y enfocarnos realmente en construir un presupuesto. Vendí todo lo que pude para generar efectivo, incluidas mis joyas.
Debo haberme postulado para 100 empleos diferentes de todo tipo, desde desarrollo empresarial hasta vender perfumes en tiendas departamentales. Había vivido fuera de los EE. UU. por un largo tiempo y mi trayectoria profesional se vio interrumpida notoriamente. Además, luchaba constantemente con las deudas. Un asesor profesional me dijo que quitara toda mi experiencia legal de mi currículum porque estaba sobrecalificada para demasiados empleos a mi edad. Me negué a faltarme el respeto al desmerecer mis logros profesionales.
Finalmente, me rendí y dije: "No puedo seguir teniendo miedo. Mi trabajo será encontrar un empleo ideal para mí y sea cual fuere la oportunidad que se me presente, la capitalizaré".
Garantizar mi futuro financiero
Luego de muchas postulaciones laborales, eventualmente encontré mi trabajo en administración patrimonial. (Tuve suerte de contar con experiencia profesional previa, algo que no le sucede a todas las mujeres luego del divorcio). Aun así, por más de un año viví de sueldo en sueldo para llegar a fin de mes. Afortunadamente, la administración patrimonial era el trabajo perfecto para mis habilidades y mi personalidad y sabía que tenía que ser implacable y trabajar duro, porque el fracaso no era una opción en absoluto.
Con ese cambio de mentalidad, tuve la resistencia mental y la actitud positiva que necesitaba para volver a encaminarme. También fue necesario trabajar duro e implementar una cuidadosa planificación financiera, así como una estrategia comprometida de pago de deuda. Construí una sólida cartera de negocios dentro del grupo asesor al que me uní, el cual finalmente se convirtió en un grupo asesor patrimonial independiente. Ahora soy socia y directora administrativa del grupo.
Pagué mi deuda y pagué la educación de mis hijas, lo cual era extremadamente importante para mí, y llegué a un punto en el que me sentía financieramente segura. Compré una casa luego de alquilar durante muchos años e hice cosas que nunca creí posibles durante mi divorcio.
Todavía estoy tratando de ponerme al día con mi jubilación, pero amo el trabajo que hago y siento que recién estoy comenzando en un área que me permite vivir en armonía con mis valores. Después de todo lo que aprendí de mi experiencia, escribí un libro y lancé mi blog y podcast con el objetivo de empoderar a las mujeres para que logren construir una base financiera sólida tanto en épocas tranquilas como turbulentas.
Cómo prepararse para las contingencias durante el matrimonio
Ojalá nunca deba atravesar un divorcio difícil como el mío. Pero con una planificación cuidadosa, puede enfrentar cualquier desafío financiero y emocional que se le presente. Aprendí que hay muchas cosas prácticas que puede hacer para sentir que tiene mayor control:
- Haga un acuerdo prenupcial. Los acuerdos prenupciales no son solo para las personas adineradas o los segundos matrimonios. Todas las personas deberían considerar tener uno. No se trata solo de proteger sus bienes o preservar los ingresos futuros de sus hijos: muchos milenials hacen acuerdos prenupciales debido a su deuda estudiantil. Recomiendo que los acuerdos prenupciales incluyan disposiciones para compensar al cónyuge que deja de trabajar fuera de la casa para ocuparse de la crianza de los hijos y las tareas del hogar.
- Mantenga separadas las cuentas y los bienes. Haga que los cheques de pago se depositen en cuentas separadas y tenga una cuenta conjunta gestionada intencionalmente para gastos compartidos. Haga lo mismo con sus bienes. Antes de casarse, establezca un fideicomiso de propiedad separado para los bienes raíces, inversiones, automóviles u otra propiedad que posea.
- Incremente sus conocimientos y mantenga un registro en papel. Tanto usted como su pareja deben comprender de forma clara y completa su panorama financiero general, incluidas sus cuentas bancarias conjuntas y separadas, impuestos, acciones y bonos, ingresos, planes de jubilación, etc. Guarde notas y copias de toda esa documentación; puede ser difícil obtenerla en un divorcio contencioso.
- No se mude de su casa. Si cree que usted y su pareja acabarán divorciándose y se siente segura quedándose en casa, no se apresure a mudarse. Si lo hace, podría perder derechos sobre ella con el tiempo.
- Arme un equipo profesional. Si el divorcio es inevitable, asegúrese de llegar a él con mucha ayuda. Incluso en un divorcio amistoso, negociar aspectos como la manutención de los hijos y la división de bienes puede ser extremadamente complejo y específico de su situación. Necesitará un abogado de divorcios y, si tiene los recursos, un analista financiero de divorcios certificado para abordar cuestiones monetarias específicas. Un terapeuta también puede ayudarle a lidiar con los que podrían ser los momentos más difíciles de su vida a nivel emocional. Haga todo lo necesario para encontrar personas de confianza.
3 consejos para cambiar su mentalidad y establecer sus prioridades
Mi divorcio hizo que cambiara mi forma de pensar con respecto al matrimonio y el dinero. Si está pensando en el papel que juega el dinero en las relaciones, tenga en cuenta estos tres consejos que pueden ayudarle a cambiar su forma de pensar para garantizar su futuro financiero:
1. Enfóquese en usted misma.
A menudo, las mujeres priorizan las necesidades de los demás por sobre las propias. Pero si prioriza sus necesidades, se deduce que hará cosas como obtener un acuerdo prenupcial, prepararse para enfrentar diferentes contingencias y realizar un seguimiento de la situación financiera de su familia en lugar de dejar todo en manos de su pareja. En última instancia, eso le ayudará a cuidar mejor de usted misma y de las personas que le importan.
2. No le tenga miedo a las conversaciones incómodas.
Muchas personas no desean hablar de dinero porque creen que no es romántico. Pero hablar de dinero con su pareja puede fortalecer su relación potencialmente. Sean transparentes el uno con el otro sobre su situación financiera y su respectiva relación con el dinero. Háganse preguntas mutuamente: "¿Para qué deseas ahorrar? ¿Tiendes a gastar de más en ciertas cosas?".
3. Recuerde: tiene el control de su futuro.
Su pareja no debería ser su plan. No existen el Príncipe ni la Princesa Azul, sino usted misma. Eso no significa que ame menos a su pareja. Pero debe responsabilizarse de usted misma y ser la directora ejecutiva y directora financiera de su propia vida.
Sé que mi historia podría haber tenido un final muy diferente, por eso es tan importante para mí ayudar a las mujeres a poner en orden sus finanzas. Ya sea que esté casada, soltera o divorciada, es usted quien está a cargo de su destino.